sábado, 25 de octubre de 2008

ACTIVIDADES DEL CLUB 2008


EL TALLER DE CREACIÓN LITERARIA

Lugar: Biblioteca de El Rompido. Edificio El Faro.

Fechas: 4, 9. 16 y 23 de junio.
Hora: 18 h.
Participantes: Club de Lectura de El Rompido.
Imparte el curso: Edith Checa


TALLER DE CREACIÓN LITERARIA PARA ADULTOS


PLANTEAMIENTO. TEORÍA GENERAL.-
La creatividad. Indicadores de creatividad. Diferentes activadores creativos. Pasos de la creación. Búsqueda de ideas. Análisis potencial de una historia. Géneros literarios. Género literario narrativo. La novela. Características. Guía para el análisis de la novela. Acción, tiempo, espacio, personajes, diálogos. Estructura y desarrollo del relato. Características de la poesía. Elementos de gramática y sintaxis. Expresiones difíciles. Vicios del lenguaje. Errores frecuentes a la hora de escribir. Construcción de oraciones. Redacción y estilo. Consejos sobre el arte de redactar. DESARROLLO DE LAS SESIONES PRÁCTICAS En cuanto a la práctica de escritura, los alumnos escribirán relatos y poemas bajo las indicaciones de la profesora. Se analizarán todos los trabajos de forma individualizada y compartiendo sugerencias para mejorarlo entre todos. En cuanto a la práctica de lectura, los alumnos leerán sus trabajos en voz alta y recibirán algunas recomendaciones sobre dicción, modulación e interpretación.


EL TALLER PROPORCIONA FUNDAMENTALMENTE:

Gran cantidad de estímulos

Ejemplos que sirven para analizar el trabajo propio

Herramientas diversas que ayudan en futuros escritos

Visión abierta sobre multitud de tendencias, ideas, estilos...

El contacto con la literatura de escritores consagrados y noveles.

- Hace descubrir nuevos modos, estilos, posibilidades...

- Ayuda a enfocar las propias tendencias.

- Garantiza la riqueza de opiniones.

- Facilita la comparación razonada.

- Mejora el nivel crítico (lectura analítica)

- Ayuda al imprescindible trabajo de autocrítica




TRABAJOS LITERARIOS DE LOS PARTICIPANTES AL TALLER DE CREACIÓN LITERARIA





EL CASTILLO DEL GATO O EL CASTILLO DE BABEL
por Margarita Ramírez Montesinos
Me gustan mucho los castillos. Hay un castillo (un grupo de
caserones curiosos) cerca de Cartaya, rodeados de pinos y de eucaliptos, antes
se llamaba la casa del Gato, ahora yo la llamo el castillo de Babel por la
diversidad de pueblos que alberga, llegados de todos los confines del mundo.

El otro día fui con mi nieto a sus puertas, y estaban cerradas.
“Lucas, sus dueños se han ido, volveremos otro día y nos harán de
merendar”.
Se puso contento porque le hablé de las princesas moras, rumanas,
ucranianas, polacas, que allí habitan. Ahora no hay nadie, están recogiendo
fresas o neftarinas, o naranjas o cuidando a viejecitos para ganar dinero y
comer el pan de cada día.

¿Pero, es que las princesas trabajan? Me
preguntó incrédulo.
Las de ahora sí, en Cartaya hay muchas princesas que han
venido de sus lejanas tierras. Y vienen contentas y enseguida aprenden a hablar
en nuestro idioma sin olvidar nunca el suyo.

Ven, Lucas, vamos a
la plaza. Estarán allí descansando tras la dura jornada. Y nos fuimos a la
plaza, era una plaza universal con príncipes y princesas de todos los colores y
de todos los idiomas. ¿Y habitan en ese castillo que ahora está vacío, y todas
están dispuestas a darnos de merendar?

A lo mejor algún día,
cuando seas mayor encuentras una bella princesa de ojos verdes o negros y a lomo
de caballo os vais a lejanos países a vivir en otros castillos, quizás tan
encantados como el de Cartaya.

¡Quién sabe las vueltas que da la
vida! A lo mejor también tú tendrás que irte a tierras extrañas a ganarte el pan
de cada día….

El Rompido,
junio 2008


APRETADA FLORECE EN EL JARDÍN LA MALA ADORMIDER

Por Amalia Perianes

¿Y por qué he de ser mala?
Yo estaba cansada, ¡tan cansada! Y no veía salida por ninguna parte. Fui hasta ella, y la corté.
Su olor, su tacto… Era maravillosa.
En su corazón guardaba mi consuelo.
Mis suelos se alejaron, y mi cansancio se trocó en una dulce somnolencia.

He debido quedarme dormida. ¡Estaba tan cansada …!
Pero he debido dormir mucho tiempo, y muy profundamente, porque parece que me han tomado por muerto.

Esto donde estoy es un ataúd, no cabe duda.
He empujado la tapa con los pies, y ha cedido un poco; así que lo único que tengo que hacer es terminar de abrir y cavar hasta la superficie.

Aunque no tengo prisa ¡Se está tan bien aquí!
Este silencio, esta oscuridad son como un bálsamo.
Y he de coger fuerzas para cuando salga, y me enfrente otra vez al aturdimiento de la luz, y de la gente…

¡Otra vez a que me golpeen con sus pensamientos y a que entren en mi cerebro atormentado!
¡¡ Si pudiera evitarlo!!
Creo que voy a dormir otro rato.


Amalia Perianes
El Rompido, junio 2008


QUEMADAMANO

La maldita mano enrojecía por momentos.
Después de todo -se decía Carmen- ha sido a causa de mis buenos reflejos. Es para estar orgullosa, a mi edad.
Porque si la mano no hubiera sido más rápida que la vista, se habría dado cuenta de que su nieto no estaba debajo de la plancha cuando tiró del cable y le hizo caer.
-Se acabó el trabajar, el resto que lo planche tu madre. Nos vamos al parque.

Ella no tenía ganas de ir al parque, ni a ningún sitio. Pero Lucas estaba tan triste, tan aburrido…
Una vez allí, se alegró de su decisión.

A los jardines, bastantes deslucidos, les prestaba aquel día un color distinto un grupo de gitanos acodados en la barra del barecito, con sus niños correteando por todas partes.

- Señora, por la “por la voluntá “¿le digo la buenaventura ?
- Mira, Lucas, nos van a decir el futuro, ven, verás que bonito.

Lucas se acerca y contempla la escena desde su pedestal de cuatro años, con la solemnidad de un notario.
La gitana, entre tanto, va desganando de suerte de predicciones felices:
Larga vida, dinero, un marido estupendo, y termina con la mejor de todas:
“y tendrá usted muchos, muchísimos nietos “….

En ese momento, a Carmen se le encendió la luz de alarma:
¡Como que muchos nietos!
Y retiró la mano con tal ímpetu que, trastabrillando para no caer, acabó sentada sobre un macizo de margaritas.
El estupor de la gitana, y el aspecto de su abuela le resultaron a Lucas tan cómicos que comenzó a reír cantarinamente, su cabecita hacia atrás, el cuerpo estremecido, palmoteando.
Lucas se reía por primera vez aquella semana, y lo hacía con todo el cuerpo, con aquella risa que lavaba el alma, la mejor música, el más bello sonido.
¿Ves, Luquitas? Ya te dije que te iba a gustar. Anda, vámonos, que estará al llegar tu madre. Y tú, toma hijo, veinte duros. Te los has ganado.


El Rompido, julio de 2008


(SIN TÍTULO)


Por Margarita Ramírez Montesinos


Llegaron de muy lejos los guitarristas, los guitarreros jóvenes, recién estrenados, acompañados de una gran muchedumbre que entonaban al compás de las guitarras bien templadas una canción de vida arrebatada y acelerada con la petulancia del ignorante y la osadía del temerario, limpios de recuerdos y de tradiciones de su pueblo.
Y no se daban cuenta que conforme iban avanzando el paraje se iba haciendo árido, la vegetación iba clareando, espinos y cactus sustituían a flores y a frondosos árboles. La hierba se marchitaba, tierra negra, luego arcillosa, luego arena.
Hasta que las cuerdas de las guitarras se rompieron desecadas, y la canción se tornó en suspiros, luego en estruendo, después en ruido.
Entonces los rostros desperados de la turba multa se decoloraron, se hicieron cetrinos, amarillos, pálidos. Las guitarras se quedaron calvas. Hambre, hambruna, sed, gritos desgarrados.
Y de repente, en medio del desierto, un oasis, y he aquí, que a paso lento, silencioso y acompasado hicieron su aparición las venerables abuelas, esposas y viudas de pescadoras de El Rompido... Todas sabias y expertas en los duros trabajos de la mar.
¿¡Cuántas desgracias y sufrimientos no han padecido!?, y como conocedoras de lo que había sido el hambre y la necesidad, iban acompañadas de una imponente procesión de marmitas de carne con tomate, ollas con puchero, cazuelas con papas fritas, aljibes de agua cristalina recién llovida.
Las guitarras recuperaron sus cuerdas, la muchedumbre su esperanza y sus canciones. La tierra recordó y volvió a verdear. Porque son ellas la memoria de El Rompido, y también las sabias pitonisas del futuro, ricas en la experiencia del pasado.


El Rompido, 11-06-2008


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